Emburciadas

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lunes, 23 de marzo de 2015

EL MARKETING POLÍTICO-ROMÁNTICO DE PODEMOS


Desde luego, otra cosa no, pero a estos de Podemos no se les puede negar el dominio de las más modernas técnicas de marketing y comunicación. Son listos como el hambre. Para desviar la atención de su resultado en Andalucía, que no ha estado mal pero que ha sido menos de lo que ellos daban por hecho, pues van y lanzan lo de la ruptura de Pablo y Tania, hala, notición. Que ya no pueden, han venido a decir, aunque querer, se quieren mucho.

Que, oye, que 15 escaños de golpe, así, la primera vez, no es como para echarse a llorar. Pero como ellos tenían tan claro que como poco 23, pues lo han visto como un podemos pero podríamos haber podido más. Y no les llega, que ya sabemos que a estos chicos la ambición les supera. Así que se han dicho, pues puestos a hacer llorar a la militancia, que lloren por amor, que incluso los nuestros tienen su corazoncito, además de una arraigada cultura de culebrón venezolano. Y las decepciones amorosas son como más del pueblo que las políticas, dónde va a parar; son más cercanas, se comparten mejor y crean una corriente de tierna solidaridad. Porque que uno no salga elegido diputado, pongo por caso, le pasa a muy poca gente, la verdad. Pero lo de partir peras con la pareja, el ahí te quedas, el devuélveme el rosario de mi madre o las llaves de la moto, pues es muy común. Y así se consigue eso tan manido en el marketing político que es la identificación con el votante.

Y, ya, de paso, a los que no son de los suyos les joden el punto de mira. Porque estos son conscientes de que en este país tira más el morbo que la política. Así que hoy, en las redes modernas (las de Internet) y en las clásicas (las tabernas, los mercados, las oficinas, los taxis…), la noticia más comentada no es que los de Podemos se han quedado a ocho escaños de lo que pretendían, sino que a Pablo y a Tania se les ha acabado el amor de tanto usarlo. Que se veía venir, dirán los más sabios, tanto ni contigo ni sin ti, ni con IU ni con los tuyos, tanto ahora me voy, ahora me arrimo, ahora me desarrimo. Que se entretenga la casta, habrán pensado.

Creo que en el PP, que se fijan mucho en estos, están como locos pensando en hacer algo similar para tapar lo de su batacazo andaluz. Algún asesor incluso habría apuntado la posibilidad de anunciar que Rajoy rompía con Esperanza Aguirre, mira tú. Hasta que alguien le hizo ver que eso no era noticia y que iba a causar poco impacto, si es que en todas partes hay lumbreras.

Habrá quien piense que igual a Pablo y Tania se les ha ido un poco la mano de pintura rosa en el asunto. Sí, bueno, la nota que han hecho pública es un poco melindre y más propia de otro tipo de gente. Pero está todo estudiadísimo. Han sentado una base estupenda. Después de esto, está previsto que si hay otra expectativa electoral incumplida empiecen a hacer platós. Ya veo a la exnovia contándole al Sálvame Deluxe que, en realidad, a Pablo le gusta vivir como un burgués y que no ponía ni la lavadora. Y a él explicando que la pilló un día contándole a una amiga que su vida en pareja era peor que vivir en Venezuela, hasta ahí podíamos llegar. Y a Errejón asegurando que un trabajo suyo de investigación, de esos que cobra pero no hace, demostrará que Tania le ponía ojitos a uno de la casta. Y a Monedero haciéndoles reportajes exclusivos con su productora, esa que hace caja pero no declara. Y de ahí al Supervivientes o al Gran Hermano VIP, un paso. Vamos, que, como no les voten más, estos van a ser los nuevos Rosa Benito y Amador Mohedano de nuestro país, ole, ole y ole.

Queda ya confirmado que Podemos ha venido a revolucionar el patio político de España. Han inventado el marketing político-romántico. Vaya, el castoso “pan y circo” de toda la vida.

jueves, 12 de marzo de 2015

ZUMBANDO


Qué cosas se me ocurren. Ayer me entró un así, un no sé qué, un qué sé yo, de que tendría que hacer ejercicio, ya ves. Y como lo de ir al gimnasio pues casi que no, qué pereza, que mi vida sedentaria puede que me empiece a preocupar pero todavía no me aterra, pues me dije, hala, gimnasia en casa. Me agencié un video de ejercicios prácticos de zumba, eso que está tan de moda y que dice mi amiga Mari Pili que es lo más. Me calcé unos leggins verde fosforito que no sé qué rayos hacían en mi fondo de armario y una camiseta de mi propio con un tío tumbado en una hamaca que parece talmente su retrato y que dice “yo sé lo que es trabajar duro porque lo he visto”. Me coloqué frente a la tele, le di al “play” y fui a por todas.
Mira, no veas qué espectáculo. Aquello era para verlo. Vamos, para hacer el video conmigo. Que conste que yo intenté seguir cada uno de los pasos del tipo que dirigía la cosa hasta el final. Bueno, al menos hasta donde recuerdo estar aún consciente. La clase pintaba bien al principio. “Vamos a hacer una respiración”, dijo el monitor para empezar, abriendo los brazos y subiéndolos hasta la cabeza. Creo que esa fue la última vez que respiré en la media hora que duró la clase. Luego, él y los tres alumnos que lo acompañaban se pusieron a dar palmas. Y se acabó la paz.

La cintura de aquel video-cuerpo que parecía de roble macizo empezó a contonearse mientras los pies iban de derecha a izquierda, luego de atrás hacia adelante, después una “vueltesita”, a la que siguió otra y otra más. Pisotón con el pie derecho, pisotón con el izquierdo, caderazo a la derecha, caderazo a la izquierda, vientre pa dentro, vientre pa fuera, mueve la cintura, gira la cadera… mira, solo me faltaba Piqué para ser la mismísima Shakira.

Cuando yo empecé a pensar que aquel tío tenía cuatro pies, de tantos sitios que pisaba con ellos, empezó a mover los brazos como quien baila sevillanas pero con música de cumbia, fusión total. Dos pasos laterales para un lado, dos para el otro. Y más vueltas. Patadita delante, patadita detrás. Ahora apretamos el abdomen, ahora flexionamos las piernas hasta quedarnos en cuclillas. Ahora nos levantamos (bueno, mi ahora tardó un rato en realidad). Y giramos, y giramos…

No recuerdo cuando perdí el sentido. El común, quiero decir. Porque hay que estar de la olla para meterse en ese fregao. Pero sí recuerdo que, en medio de una nebulosa, se me venía continuamente a la cabeza la imagen de la viñeta de las “clases de zumba con Lurditas” del genial Luis Davila.

http://obichero.blogspot.com.es/

A la décima vuelta yo ya había perdido el horizonte. No veía nada. Me había desaparecido la tele, el monitor y la clase. Entonces me di cuenta de que era porque estaba de espaldas. En uno de los giros me había quedado del revés, extraviada del todo. “A ver, los de casa, sigan también”, dice el tipo. Eso iba por mí fijo. “¡Fuera zapatos!”, grita. A buenas horas. Mis zapatillas habían volado mucho rato antes, una después de la otra, en uno de esos movimientos de pies al frente con energía que se ve que se tenía que hacer alternándolos y yo lo hice con los dos a la vez, preocupada como estaba más de buscar aire donde fuera que de controlar mis extremidades. Una de las pantuflas se quedó colgada en la lámpara del comedor, toma ya, y eso sin fuerzas. La otra aún la estoy buscando. Y yo aterricé de culo en la alfombra. Fui a gatas hasta la mesa de centro y me agarré a ella como pude para levantarme mientras los del video ponían el culo en pompa y lo sacudían como patitos salidos del agua pero con mucho ritmo.
A mí aquello ya me empezó a parecer indigno. Pero no desistí. Total, a esas alturas ya no sabía si yo era yo o mi espíritu, así que, de perdidos, to the river. Siguieron una combinación de pasos cortos y pasos largos a la derecha y a la izquierda, una rodilla aquí y la otra en Honolulu, y unos gestos con los brazos como de qué fuerte soy, de pa chula yo o de que te meto. Todo ello amenizado con el “Escándalo” de Raphael, versión salsa. Que, ya puestos, a mí me hubiera venido mejor “El tamborilero”, que es como menos agresivo ¿no? Porque los ritmos latinos esos parece que los ponen siempre a mil revoluciones y eso no hay cuerpo que lo siga, no me fastidies.

Cuando ya pensaba que había llegado el final –y no me refiero al de la clase, sino al mío propio- tocó un ejercicio tipo Mazinger Z, puños fuera. Ahí fue cuando me cargué la figurita de Lladró que alguien nos había regalado para la boda. La pastorcita quedó decapitada en el acto con mi derechazo y la ovejita se fue a tomar por saco para acabar hecha añicos. De la impresión, di un respingo hacia atrás nada zumbón y, como estaba descalza, me clavé un cachito de porcelana en el talón izquierdo. Al querérmelo agarrar para aliviar el dolor, me falló la rodilla derecha, que, para mi sorpresa, seguía en su sitio aunque muy debilitada, y me di de bruces contra el suelo. Los del video seguían contoneándose, girando los pies, moviendo las caderas y dando palmas como si no pasara nada. Para mí que eran unos dobles de los primeros que los cambiaron a media clase cuando yo ya no veía ni la tele. Porque seguían tan frescos y eso a mí me parece inverosímil del todo.

Repté, literalmente, hasta el aparato de DVD y conseguí darle al “stop” con la nariz, que era lo único que había sobrevivido a la furia gimnástica.

A Dios pongo por testigo de que no lo vuelvo a intentar. Un día después, me sigue doliendo hasta el pelo. Y creo que lo único que me queda sin esguinzar son dos metatarsianos. Y eso con dudas, porque al andar me tira un poco el pie derecho.
En caso de que me dé otra locura de estas, a lo más movido que me apunto es  a una clase de yoga. El ejercicio está sobrevalorado. Y yo tampoco tengo tantos michelines. Y el zumba tampoco me parece tan sano. Y Mari Pili tampoco es tan amiga mía.
Yo lo dejo. Pero ya. Lo dejo zumbando, vaya.

viernes, 6 de marzo de 2015

NARANJITO… #YOESQUEMEPARTO


Naranjito. La leche. No nos queda nada en este año electoral que nos espera. El portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando,  le ha llamado Naranjito al presidente de Ciudadanos, Albert Rivera. ¡Naranjito! Y lo ha convertido en una estrella, #yoesquemeparto. Por no llorar. Que siempre se ha dicho que los peperos en esto de la comunicación patinaban. Pues ya vemos que no. Son unos hachas. Dicen una cosa y la convierten en trending topic, qué tíos. Han conseguido una publicidad gratuita de la hostia. Lástima que la publicidad ha sido justamente para el que pretendían ¿insultar? ¿denigrar? ¿hundir? O sea, gol para el contrario.

Pero, vamos a ver, Hernando, tú ¿en qué estabas pensado? ¿Naranjito? Un poquito de nivel, por favor. Que a mí me parece que no es la manera, pero, vaya, si tú quieres insultar, pues insulta; si quieres faltar, falta; si quieres ridiculizar, ridiculiza, oye. Pero Naranjito, por Dios bendito. Y ¿qué esperabas? ¿Qué Rivera te contestara “y tú Cobi”? Es que eres un antiguo, de verdad. Y no solo porque hayas echado mano de una mascota que muchos de los votantes de hoy ni siquiera conocieron, sino porque no te has enterado de que ya no se lleva lo de entrar al trapo. Ahora lo “in” es aprovechar el ataque, como ha hecho el de Ciudadanos. Y no le ha salido nada mal.

Es que te has puesto a la altura de Pablo Iglesias llamándole Don Pantuflo al periodista Eduardo Inda. Sí, Pablo Iglesias, el de los “morados”, como llamaste a su partido. Que estabas sembrado ese día ¿eh? Lo que yo te diga, no nos queda nada. Que como alguien no ponga orden en este patio nos veo oyendo ataques furibundos, salvajes e inmisericordes como “¡Anacleto!”, “¡pues tú Mortadelo!”, “¡y tú Curro, el de la Expo!”, “¡pues tú eres un soberbio!”, “¡y tú un albano-kosovar!”, qué ingenio dialéctico nos espera.

Mira, Rafael, la peña está hasta el flequillo de que los políticos os empeñéis en insultaros y faltaros al respeto unos a otros. Pero, bueno, si quieres hacer una gracia, poner una notita de humor en un mitin, una chispita, pues vale. Pero procura ser ingenioso. Y tener claro que o te metes con el otro o no te metes. Pero llamarle Naranjito, no sé, es casi cursi ¿no? Y ñoño. Como en plan, le voy a insultar pero poco; la puntita, nada más. Y, sobre todo, intenta no darle el punto al contrario, que es lo que tú has conseguido. Que ahora están las redes llenas de “yo también soy naranjito”. Puestos a lanzarle un ataquito, tira de los clásicos, hombre. Por ejemplo, llámale mentiroso, como Pedro Sánchez a Pablo Iglesias. O patético, como Rajoy a Pedro Sánchez. O franquista, como Pedro Sánchez a Rajoy. O indecente, como Alberto Garzón a Susana Díaz. Comprenderás que no sería tan fácil que los facebooks y los twitters se llenaran de gente diciendo “yo también soy indecente”, pongo por caso.

Pero Naranjito, válgame el cielo, #yo es que me parto.

martes, 3 de marzo de 2015

SIETE COSAS QUE NO SON COMO ESPERABAS


Echas un vistazo a tu alrededor y, oye, la de cosas que crees ver como son y después descubres que no son como te esperabas. Veamos, veamos:

1.    El vestido de marras. Que yo lo veo claramente blanco y dorado. Que lo del blanco, haciendo un esfuerzo casi sobrehumano, puedo verlo azul clarito, clarito. Pero lo de los ribetes negros… Que no. Que yo lo veo blanco y dorado. Pues es azul y negro, ya ves (o no).

2.    El novio del primer programa de “Casados a primera vista”. Sí, ese nuevo reality en el que ya no se entretienen en conocerse y ligar como en “Mujeres y Hombres y Viceversa”; ni en presentarse en pelota picada como en “Adán y Eva”. No, en este empiezan por casarse y luego, ya si eso, pues igual formalizan la relación. Bueno pues la suegra del primer novio esperaba un príncipe alto, joven y guapo para su hija. Y resulta que era más bien bajito de estatura y de belleza y con los 40 ya muy rebasados. Y encima tenía acento de ser de “más arriba de Murcia”, en palabras de la señora. El tipo era de Bélgica que, efectivamente, está algo más arriba que Murcia.

3.    La actriz esa catalana, Anna no sé qué, que estuvo en los Oscar y posó como una reinona en la alfombra roja. Pues era mentira. Que resulta que esta lo es una reinona pero de los montajes. Y ni estuvo en los Oscar ni ha hecho la mitad de las cosas que dijo haber hecho.

4.    La supuesta cirugía estética de Uma Thurman. Que, según esos grandes expertos que salen siempre a emburciadas así que surge una polémica, se había retocado la nariz, los pómulos y hasta el pensamiento. Y no. Nada de bisturí. Que resultó que todo era que la había maquillado… su peor enemigo, supongo.

5.    La tripita de Cindy Crawford. Que cuando miles de mujeres estaban disfrutando del consuelo de ver que la supermodelo también había echado barriga y tenía estrías como si fuera tan mortal como ellas, nos descubren que de eso nada. Que había sido cosa del photoshop en versión contraria a la habitual. Que decepción.

6.    La lotería. Que uno piensa que nunca toca. Y ya ves, al socio de Granados le tocó ocho veces en poco más de un año.  Más de un cuarto de kilo de euros en total, ahí es nada. Seguro que es que jugaba con fe y no como yo, que juego sin esperanza ninguna. Claro que, a lo mejor, nos parece que todo ese parné salió del bombo y en realidad salió, no sé, de otro sitio. Vaya usted a saber.

7.    Los Pujol. Que todos pensábamos que nadaban en la abundancia. Y que tenían pasta gansa aquí y en otros países que quedan bastante más arriba que Murcia. Y va la matriarca, Doña Ferrusola, y dice que no tienen “ni cinco”. Y el hijo, Oriol, asegura que no tiene dinero en el extranjero, que no tenía nada que regularizar, que no ha cobrado comisiones de nada y que, en fin, él y su familia son unos santos.

Pues qué quieres que te diga. Los Pujol dirán lo que quieran, pero yo lo veo claro: es blanco y dorado.